Natalia Jáuregui Lorda: Un recorrido hacia la sensibilización poética.

Síntesis de conceptos relevantes durante el encuentro, elaborada por Natalio Pochak, coordinador del encuentro virtual

“Un recorrido hacia la sensibilidad poética” a cargo de la docente y especialista en literatura Infantil y Juvenil (LIJ), Natalia Jáuregui Lorda.

La exposición comenzó con lecturas y recitados de poemas de diferentes autores y autoras, y textos de autores anónimos, desconocidos y tradicionales, acompañando cada una de ellas con la información del portador de texto (libro).

De esta manera logró mostrar el universo diverso que existen sobre las composiciones poéticas que motivan, divierten y acercan a niñas y niños en el lenguaje lírico y poético como: canciones de cuna, coplas, retahílas, jitanjáforas, limerick, adivinanzas y trabalenguas, poemas humorísticos, juegos, poemas esdrújulos, poemas al vesre, jerigonzas, poemas disparatados o del absurdo, chinventos, poemas sin rima, hechizos… Y la lista sigue y sigue como ese poema de María Elena Walsh en que la cabeza de la viborita llegó, pero su colita no.

“Las palabras permiten el juego y las caricias…” dijo, citando a María Cristina Ramos, e invitó, de este modo, a revisar los conceptos que se abordan en las escuelas y jardines respecto a la poesía. Resaltó la importancia que las y los educadores como mediadores y facilitadores puedan realizar una selección adecuada, gradual y progresiva de los poemas y también a que el uso de objetos o de música que se utilicen nunca debe opacar a la poesía sino que deben estar al servicio y acompañando el relato, la lectura, la declamación, la narración.

Ante la pregunta sobre qué es la literatura infantil, respondió: “Desde antes del nacimiento los arrullos y las nanas aparecen en la voz de las madres y claramente mantienen de este modo su valor nutricional”

También hizo hincapié sobre el uso de recursos didácticos como cajas con poemas en cartulinas, poemas escondidos en las tapas de CD, en las cajas de fósforos o de pomadas y surgió en el diálogo la propuesta del cordel, como lo hacen en algunas culturas latinoamericanas.

Además, criticó el uso de libros pequeños que se da vuelta ante el grupo total de niños y niñas por ser de poca motivación y productividad al momento de generar un buen acercamiento, ya que se dificulta la lectura y la observación de las ilustraciones del portador de texto.

Al llegar al final, enfatizó sobre cómo promover a las familias como mediadores a través de llevar a la poesía fuera de las salas y de las escuelas; y tener la apertura adecuada para habilitar espacios para que niñas y niños puedan desarrollarse como productores de textos líricos y poéticos, desde la concepción lúdica y lúdicra (libre uso del lenguaje), podemos promover la creación de composiciones que brinden una estética diferente y muchas veces desconocida del lenguaje y comprender que no hay un solo modo de hacer poesías.